Los lugares de Los lugares secretos II. Esfinges en Madrid

Introduje como elemento escénico en Los lugares secretos las esfinges justo por lo que un protagonista comenta en la novela: porque se encuentran bastantes esfinges por todo Madrid. Y hago aquí el inciso de que todo lo que aparece en esa obra sirve de elemento escénico. Tomé edificios reales, con detalles reales, y sus historias reales, a veces fabulosas, dignas por sí mismas de una novela. Pero toda la novela es ficción, las tramas ocultas también lo son y con las relaciones entre sitios, personajes y circunstancias ocurre otro tanto.
Es bonito, es sugerente jugar con todo eso. Y sí, si se pone uno a buscar, encuentra bastantes esfinges por todo Madrid. Es de suponer que su función es decorativa y no protectora. Que son elementos estéticos y no un resabio de viejas prácticas mágicas.
Aquí dejo un par de ejemplos de esfinges por Madrid que se mencionan o aparecen en Los lugares secretos. He obviado a las quizá esfinges más famosas de la ciudad, las que custodian la entrada del Museo Arqueológico, que de entrada no son esfinges sino querubes o algo parecido: espíritus protectores de la antigua Mesopotamia.
El primer ejemplo está en las esfinges en piedra blanca del palacio de Liria. Invito a fijarse en ellas. Son distintas y coronan los pilares que sostienen los enrejados del jardín. La próxima vez que pasen por la calle Princesa –los que vivan en Madrid o la visiten, claro- dense unos segundos y mírenlas.
El segundo caso que he querido poner aquí son las esfinges que guardan la Exedra, en los Jardines el Capricho. Esos jardines ocupan un capítulo de la novela y ya volveremos sobre ellos. Pero de momento nos quedamos con estas estatuas. Son de plomo pintado y se restauraron hace poco. De hecho la Exedra está incompleta porque le falta alguna que otra estatua original que ahí estaba. Hace no tanto el Ayuntamiento de Madrid tuvo la oportunidad de recuperar tales estatuas, pero se negó a pagar la suma que le exigían. No lo hizo cuando luego se han desembolsado fortunas en verdaderas tonterías. Pero lo del Ayuntamiento de Madrid y el dinero es ya una historia de miedo que no está incluida en la novela…

 

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