Crear mediante los códigos QR libros en series limitadas y dedicadas

La semana pasada realicé una minigira de presentación del Última Roma por Madrid, Zaragoza, Barcelona y Flix (Tarragona). En todas partes fui bien recibido y mejor tratado, y tuve la suerte de contar con buenos amigos que me hicieron las correspondientes presentaciones.

Si han seguido los anteriores post sobre este tema, sabrán que Última Roma es una novela que incorpora alrededor de sesenta códigos QR que dirigen a entradas wikipedia, paneles, mapas, ensayos, videos, etc., para convertirlo en un libro «vinculado» a la Red. Quise seguir experimentando más allá de la edición física del libro y no había mejor momento que esa minigira para poner en práctica otra de las ideas que, creo, hasta ahora no se habían llevado a cabo antes.

Lo que hicimos fue crear una serie de pegatinas con una imagen de cada población, el logo de la librería donde tendría lugar la firma y un código QR que lleva a un video de corta duración. En ese video, un servidor dedica el libro a los asistentes a la firma. Se crearon pues cuatro pegatinas, u

 

na por población. Al colocar esas pegatinas y «pisarlas» con la dedicatoria tradicional, los libros se han convertido en parte de series limitadas y únicas, pues solo se han insertado en aquellos volúmenes adquiridos durante la firma. El valor viene sobre todo, claro, de que es la primera de estas experiencias, que quizá tengan un gran futuro, pues ya se sabe que una parte de los lectores son amantes de lo único.

La de arriba es una muestra de dichas pegatinas, en concreto la correspondiente a la firma en Madrid, en la que colocamos un fragmento de un cuadro del artista José Antonio García Villarrubia.

 

El peso y el tacto de los libros

PesodelibrosSoy tecnófilo confeso. Es más, soy partidario del desarrollo de ebook en todos sus sentidos, desde el técnico al marco legislativo, lo que no quiere decir que deba necesariamente aniquilar al libro en papel. De hecho, hay cosas que solo los libros en papel pueden dar.

Los libros papel tienen una tangibilidad de la que carecen los ebooks, que a su vez ofrecen ventajas que los primeros no pueden. Pero, para un escritor, el momento de abrir la caja que te trae el mensajero, observar y luego tomar entre tus manos un volumen, es algo muy especial. Y es solo posible si ese volumen existe de forma física.

Son pequeños momento. Si duda. Pero lo pequeño a veces ofrece gratificaciones enormes. Dicen que solo un necio confunde valor con precio. Pues tampoco debiera confundir tamaño con peso.

Última Roma. La «Renovatio Imperii»I.

La renovatio imperii no era ni de lejos eje o siquiera elemento la primera vez que tonteé con la idea de escribir una novela ambientada en la llamada «provincia de Cantabria» en el siglo VI hispano. Pero tal como fueron las cosas (como casi siempre ocurre) al final se convirtió en el eje fundamental, al punto de que lo impregna todo y no se entiende Última Roma sin esto.

¿Qué es la renovatio imperii? En este video, que es parte del Proyecto Última Roma, Javier Negrete, gran amigo y excelente escritor, lo explica a la perfección.

[youtube http://www.youtube.com/watch?v=wq_NlB85_FI?list=PL28nkU4bEzv5zFzupX-h3y1iJCjd1DK_J&hl=es_ES]

Última Roma. Sobre el booktrailer

Esto es solo un apunte a partir de comentarios de y con amigos que han visto el booktrailer de Última Roma. En efecto, es de gran calidad, ritmo endiablado, conjunción perfecta entre rótulos, imágenes, música… y despierta el apetito por la novela, que es de lo que se trata. Eso no es casualidad y sí que ha sido realizado por Pedro Luis Barbero, director de cine y televisión con experiencia de más de dos décadas en el mundo profesional de lo audiovisual.

Y la reflexión es que, en el tema de los booktrailer y hasta donde se pueda, en España debíamos ir superando la etapa del amateurismo. Y sobre todo tener bien claro lo que buscamos. Debemos confiar el booktrailer a profesionales, al menos cuando se trata de usarlo como una herramienta de primera línea en la promoción del libro, que es el caso. Es lo que hacemos con el diseño de cubiertas, con las ilustraciones, los mapas o la maquetación. No me meto con los casos en los que el booktrailer es una extensión de la novela, un empeño personal del autor que acompaña a la obra escrita. Pero si va a ser uno de los arietes de la promoción, se necesitan profesionales. ¿Cuesta dinero? Sí, claro. Y también un corrector profesional.

Por mi parte, confieso que no solo no tengo ni idea del lenguaje audiovisual, tan distinto a veces del literario. Que yo escriba (eso dicen y yo, vanidoso de mí, me lo creo a pies juntillas) buenas novelas no quiere decir que sea capaz de hacer una buena película, corto, documental o booktrailer. Por eso esto se ha puesto en manos de un profesional, que creo que es lo que hemos de hacer. Vean ustedes los resultados.

[youtube http://www.youtube.com/watch?v=PTkK3zYCSNA&w=560&h=315]

Última Roma o cómo evitar que el lector caiga en ciertos tópicos.

Source: via León on Pinterest

Al extenderme sobre Última Roma no quisiera que todo el aparataje tecnológico me hiciera olvidar comentar la parte literaria. No solo porque sea ante todo una novela. También en lo literario hay cierta carga experimental.

No se asusten con lo de «experimental». Pero lo mismo que a la hora de incrustar a la novela en Red hemos buscado soluciones, he tenido que hacer lo propio debido al tema y al argumento. Por experimentar entiendo buscar cauces, adoptar decisiones no habituales para lograr una mayor eficiencia de la narración.

Un primer ejemplo. Última Roma se desarrolla en la segunda mitad del siglo VI, en Hispania. Uno de sus centros de gravedad es la ideología de la restauratio imperii. El afán por reconstruir el imperio romano de Occidente que, incluso un siglo después de su caída, animaba a muchos en los antiguos territorios imperiales.

Hispania era en aquella época una tierra post-romana. Muchos de sus habitantes se consideraban ciudadanos romanos y otros habían vuelto al viejo tribalismo. Regían leyes romanas, se acuñaba moneda romana… Pero, si uno pronuncia palabras como «Leovigildo» o «visigodos», ¿qué ocurre? Que la cabeza se nos va a la imaginería medieval. Y encima a la de la del Cid de Samuel Bronston, no a la real.

Esos anclajes existen y hay que tenerlos en cuenta. Y me pusieron en un apuro a la hora de iniciar la novela. Lo lógico habría sido arrancar en un punto conocido, la corte de Toledo, por ejemplo. Y de ahí guiar al lector a pueblos y personajes más exóticos. Eso de partir de lo conocido para entrar en lo ignoto es un buen recurso. Pero en este caso no era posible. Los tópicos inculcados habrían arruinado las atmósferas, las sensaciones de otras épocas que trato de trasmitir en Última Roma.

También podría hacer llegar a alguien de un lugar lejano. Sí. Eso se ha usado con mucha fortuna en el cine. Recuerden esas películas estadounidenses donde alguien, partiendo de una escena inicial en el Este, aterriza en el mundo de los indios. Excelente forma de rehuir los tópicos del cine anterior sobre estos últimos. Pero el cine es otro lenguaje. En un libro no podemos provocar el choque de impresiones que consigue el cine con una sola escena. Tenemos otros recursos, pero ese no. Lo que en cine sería un salto impactante, en una novela se convertiría en un comienzo lento y tedioso.

Para no extenderme:

Opté por comenzar con una escena en las costas del noroeste, entre britones, un pueblo fascinante pero desconocido para el lector medio. Y seguir con otra escena entre romanos de Oriente en la muy romanizada Corduba, entonces en poder de visigodos. Estos últimos aparecen tarde, de forma que para entonces ya ha habido tiempo y páginas de evitar el peligro antes señalado.

¿El riesgo? El obvio: que el lector no está en las primeras páginas tan «aterrizado» como es en los últimos tiempos de rigor. Pero había que asumirlo. A eso me refería con experimentar: a buscar soluciones distintas para cuestiones que no pueden resolverse mediante recursos que sí son eficaces, mucho, en condiciones normales.

No me extiendo más. Entregas tendremos de ir comentando más detalles como este. Creo que quienes van a leer la novela merecen conocer parte al menos de su intrahistoria. ¿Y qué mejor lugar para contarlo que este blog? Hay que agradecer con actos a los amigos que tienen la deferencia de visitarlo y leerlo.