Involuntarias numismáticas

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Desde que se implantó el euro, y en concreto las monedas de euro, nos las ha colado por todos lados. Hay que ver la cantidad de monedas que circulan y han circulado por el mundo, con el mismo tamaño y con el anillo exterior plateado y el interior dorado. Uno tiende la mano y no anda mirando qué consta ahí. Se fía de la imagen familiar, el tacto y el peso.        

Creo recordar que el primer gran timo de las monedas fue con unas tailandesas tan parecidas que incluso entraban en las tragaperras sin problemas. Luego vinieron más, de muchos lados, hasta el punto de que los ciudadanos de la Unión nos hemos vuelto numismáticos a nuestro pesar, coleccionando monedas diversas, gracias a dudosos mecenas que nos pegan el cambiazo. El otro día me tocó a mí: alguien me encasquetó una moneda argentina antigua. Un peso de 1995 que en forma y peso es igualito a nuestros euros. Supongo que estará fuera de circulación y no tendrá ningún valor anticuario, claro, así que la guardaré de recuerdo.

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